Breve tutorial sobre cómo las naciones escapan de la pobreza
La perspectiva liberal tiene muchas ventajas en lo que respecta al desarrollo económico, pero a pesar de su éxito en naciones tan dispares como Irlanda, EE.UU. y Chile, muchos todavía se oponen a sus principios
Por redacción
El liberalismo es una filosofía política y económica que aboga por el libre mercado, la intervención limitada del gobierno y la libertad individual. A pesar de su éxito en naciones tan dispares como Irlanda, EE.UU. y Chile, muchos todavía se oponen a sus principios.
Esta teoría se basa en la creencia de que la mejor manera de promover el crecimiento económico y la prosperidad es permitir que los individuos persigan libremente sus propios intereses económicos.
Los liberales creen que el gobierno debe desempeñar un papel limitado en la economía. Sostienen que la intervención del gobierno en la economía a menudo distorsiona el mercado y conduce a la ineficiencia, así como que la regulación gubernamental ahoga la innovación y el crecimiento económico.
En la misma línea, también se apoyan el libre comercio y los mercados abiertos. Creen que el libre comercio permite a los países especializarse en la producción de bienes y servicios que producen relativamente bien. Esta especialización conduce a una mayor eficiencia y a precios más bajos para los consumidores.
El derecho a la propiedad privada y la libertad individual resultan en este sentido fundamentales. Los individuos deben ser libres de poseer bienes y utilizarlos como consideren oportuno. También creen que los individuos deben ser libres de tomar sus propias decisiones económicas sin la interferencia del gobierno.
El liberalismo ha sido una fuerza importante en el desarrollo económico de todo el mundo. Los países que han adoptado políticas económicas liberales han experimentado un rápido crecimiento económico y prosperidad. Por ejemplo, Estados Unidos, que es uno de los países más liberales del mundo, fue la primera potencia económica mundial durante más de un siglo.
La perspectiva liberal tiene muchas ventajas en lo que respecta al desarrollo económico. En primer lugar, las políticas económicas liberales promueven el crecimiento. Esto se debe a que los mercados libres y la intervención limitada del gobierno permiten a las empresas funcionar de forma más eficiente y producir más bienes y servicios. Como resultado, hay más riqueza para todos.
En segundo lugar, elevan el nivel de vida. Esto se debe a que el crecimiento económico conduce a salarios más altos y más puestos de trabajo, el tan referido efecto derrame. Como resultado, la gente tiene más dinero para gastar en bienes y servicios, lo que mejora su calidad de vida.
En tercer lugar, muchos expertos han estudiado cómo estas políticas fomentan la paz y la estabilidad. Esto se debe a que los mercados libres y la intervención limitada del gobierno crean una sociedad más próspera y equitativa, así como mayor interdependencia entre las naciones, que tienen menos incentivos para alimentar conflictos internacionales.
Por supuesto, también hay algunos retos para estos enfoques que merecen la atención. Uno de ellos es que las políticas económicas liberales pueden conducir a la desigualdad. Esto se debe a que el libre mercado permite a los que ya son ricos enriquecerse aún más. Como resultado, la brecha entre ricos y pobres puede aumentar y esto puede influir negativamente en los niveles de estabilidad económica.
Otro punto radica en el daño medioambiental. Esto se debe a que el libre mercado anima a las empresas a producir bienes y servicios sin tener en cuenta el impacto en la biodiversidad y el ambiente en general. Como resultado, la contaminación y otros problemas vinculados al cambio climático pueden empeorar.
A pesar de todo, los repetidos éxitos de las políticas económicas con visión liberal hay permitido que numerosas naciones salgan de la pobreza, entrando en un ciclo de crecimiento. El caso argentino no tendría porqué ser la excepción, ya que, a pesar de sus particularidades, comparte el mismo mundo capitalista que las demás naciones.