No va más: La relación entre la UCR y el PRO está rota
Parece que después de tanto tiempo volveremos a tener en los cuartos oscuros de todo el país la histórica lista 3, esa que consagró a Raúl Alfonsín como el primer presidente de la nueva democracia
“La relación no va más” nos dijo un allegado al Coti Nosiglia luego de que diera una histórica nota, conocida como la “nota del rompimiento” nada más ni nada menos que en LN+ un canal de corte netamente macrista.
Lo que acentúa la ruptura es que ahora quienes están hartos del destrato son las bases del histórico partido Radical.
Desde este medio fuimos a la salida del Honorable Cámara de diputados de la Nación (HCDN) y mantuvimos una amena charla en la que una joven militante radical nos dejó bien en claro “Los militantes queremos volver a las bases de Raúl Alfonsín que nada tienen que ver con un partido como el de Macri ni el PRO”.
La entusiasta joven de nombre Camila también nos reveló que “en el próximo plenario de juventud al cual citarían a los dirigentes para exponerle esta idea de dejar de ser “usados” y romper definitivamente con el PRO, un partido con el cual el gran Raúl Alfonsín ni se sentaría a hablar”.
Para terminar con una frase que nos dejó claro que el rompimiento ahora lo piden las bases militantes de la UCR, siendo que los militantes no tienen intereses mezquinos, más si el corazón lleno de esperanzas nos quedó más que claro que la UCR no quiere saber más nada con el PRO.
Es cierto que el PRO bastardeó y humilló a la UCR y a todo el radicalismo de manera constante y reiterada.
Los radicales están envalentonados y decididos, sin dar marcha atrás como lo expresa su canción “ADELANTE RADICALES” y, sabiendo que no hay mal que dure cien años, parece que la UCR por fin se desprenderá de un partido como el PRO que tanto ha bastardeado su nombre, un nombre que tiene más de 130 años.
El PRO sin la UCR no sólo no tiene chances de nada, sino que hasta puede perder la Capital Federal, que siempre fue Radical.
Como en el TEG quienes tienen ahora el mando son las fichas rojas y no las amarillas, que dependen de estas para no perder el último bastión que les queda a los amarillos