Internacionales|25 de julio de 2022

El plebiscito convocado este lunes en Túnez decidirá la nueva forma de gobierno

El resultado no impedirá que la reforma, que concentra todo el poder en el presidente, se lleve a cab

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David Aguirre

Politica Hoy

El trámite es irrelevante. El resultado no frenará el avance de la reforma, que concentra todo el poder en el presidente, se lleve a cabo. Tan solo con la publicación de los resultados se habrá cumplido con este requisito. Se prevé una muy baja participación y una victoria del sí.

 

La primavera árabe

En 2011, la Primavera Árabe puso fin a los 23 años de presidencia de Zine El Abidine Ben Ali. El país se dirigió a un régimen de elecciones libres y ampliación de derechos mediante la reforma constitucional de 2014. Pero a medida que pasaban los años, las continuas crisis económicas, sociales y políticas han terminado con la esperanza de la población con una vida democrática. La importancia de los partidos políticos fue cuestionada y su relevancia decayó. 

 

Surgieron figuras populistas que ganaron elecciones municipales. Y finalmente llegó Kais Saied a la presidencia. El sistema de gobierno, una democracia parlamentaria, puso en evidencia las dificultades de la falta de cultura política. En las últimas elecciones fue cobrando importancia, incluso, la presencia de partidos nostálgicos del régimen derrocado.

 

Kais Saed

Con una victoria electoral aplastante en segunda vuelta (72%), compitiendo contra un candidato preso (Nabil Karoui, acusado de lavado de dinero y corrupción) y con el apoyo de islamistas, socialdemócratas, izquierda, conservadores y hasta del Partido del Renacimiento (el principal opositor durante la gestión), no se puede decir que Kais Saied haya faltado a sus promesas. 

 

Independiente, populista, sin programa político y con una llegada directa a la población ( con un trabajo paciente llevado a cabo sobre todo por jóvenes y que le permitió prescindir de alianzas con partidos importantes), este profesor universitario jubilado asumió la presidencia en 2019 prometiendo terminar con los vicios de la clase política y “devolver el poder al pueblo”.

 

A pesar de los números, Saied se encontró con muy poco margen de maniobra una vez en el poder. Para los cargos ejecutivos designó principalmente a conocidos personales, gente de su confianza y su círculo íntimo. 

 

El jefe de la Asamblea de Representantes del Pueblo, Rached Ghanuchi, ejerció prácticamente un gobierno paralelo, desafiando abiertamente al presidente y haciendo muy ostensible, por ejemplo, su relación con el presidente turco Tayyip Erodgan.

 

La pandemia

Las protestas estallaron en enero de 2021 por el agravamiento de la crisis económica y las restricciones de la pandemia. Saied aprovechó para cargar contra el primer ministro Hichem Mechichi y se puso del lado de los manifestantes. 

 

En julio, decretó el Estado de Excepción, que paralizó el parlamento, levantó la inmunidad de los legisladores y destituyó finalmente al primer ministro. La razón esgrimida fue la supervivencia del país y sus instituciones. Contó con el apoyo de la policía y el ejército, que impidieron el ingreso al parlamento de los legisladores. Dos meses después, reglamentó el gobierno por medio de decretos presidenciales luego de reconfigurar todo su gabinete.

 

La reforma

La nueva constitución concentrará el poder distribuido entre el Poder Ejecutivo, la Asamblea Permanente de Representantes y el Consejo Judicial Superior (Corte Suprema) en la figura del presidente. Otra innovación es la instauración de consejos regionales, elegidos libremente, pero incapaces de limitar el poder presidencial.

 

Panorama político

Ennahda, el Partido del Renacimiento, es la fuerza mayoritaria en la oposición. Este desmembramiento de la Hermandad Islámica se promociona como islamismo democrático y ha ganado todas las elecciones desde 2011. 

 

Sin embargo, una serie de alianzas con otras fuerzas, demasiado afán de modernización  y decisiones cuestionables (como el apoyo tácito en la segunda vuelta de 2019 que llevó al poder a Saied) han ido desdibujando su identidad y, junto con una constelación de otros partidos sin mayor relevancia, no ha logrado imponer ningún tipo de control a las acciones de Saied.

 

Saied cuenta con la simpatía de los conservadores, de muchos musulmanes, de nacionalistas, de quienes se identifican con el pueblo y de todos los que aspiran a tener un presidente fuerte en el poder, que no son pocos. Así terminaría la suerte de la única república democrática del mundo árabe.