Reino Unido y Japón refuerzan lazos en materia de defensa
El Primer Ministro inglés arribó a Tokio en vistas de fortalecer la cooperación en materia de defensa en vistas del G7.
Previo al inicio de la reunión de los 7 grandes que se llevará a cabo el próximo viernes en Hiroshima, Rishi Sunak y su par Fumio Kishida están en tratativas para un pacto defensivo ante la creciente amenaza China en la región, específicamente Taiwan.
El pacto será denominado Pacto de Hiroshima y apunta al intercambio de informaciones, accionar conjunto y ejercicios militares en el Indo Pacifico. Los intereses y valores compartidos convierten a las dos naciones insulares en buenos socios que facilitan el establecimiento de pactos y acciones afines.
Los intereses comunes relativos al comercio y la tecnología, de los semiconductores específicamente, es otro de los puntos a tratar entre los dos países por fuera del acuerdo defensivo y es justamente la dependencia de ambas economías en este punto lo que impulsa esta cooperación.
La sintonía del Reino Unido con Estados Unidos en la confrontación con China, muestra una posición medianamente contrapuesta a Francia. Macron declaró que Europa no debería inmiscuirse en crisis ajenas haciendo clara referencia a la tensa situación que se vive en Asia a raíz del expansionismo chino y la ausencia de una oposición unificada, al menos hasta el momento.
Lo cierto es que el avance occidental está siendo tardío en una región clave para el comercio internacional y el desarrollo tecnológico. El ASEAN, India y Pakistán representan uno de los pilares de la economía mundial y posibilitar el libre tránsito y comercio es una misión crucial que se debe afrontar si se pretende correr por fuera de las manos chinas.
La lentitud de la reacción está causada por ciertos factores tales como la guerra en Ucrania, la retirada de Estados Unidos en la política internacional durante la gestión de Trump (Lo cual implicó una luz verde a la expansión de la influencia del gigante asiático) y el accionar no conjunto del emisferio.
Este último se puede comprender en clave de la diferencia en las respuestas comparando a la OTAN durante la guerra fría y el periodo de 1991 y 2003. Este último periodo se resalta por la fuerte influencia norteamericana, la cual llegó a se ejemplificada como un hegemón mundial por algunos teóricos de las relaciones internacionales aunque en términos prácticos no poseía las capacidades pertinentes a dicha clasificación.