|05 de julio de 2021

Lucas Romero: "La oposición más efectiva para el Gobierno es la realidad"

Lidera una de las consultoras con más rodaje en todo el país. "La agenda la marca la economía", afirma. Las estrategias que deben encarar tanto el oficialismo como la oposición.

Por

Julián Alvez

Política Hoy

En sus 100 consejos, Joseph Napolitan, uno de los padres de la consultoría política, le advierte a los candidatos que lo lean: “empiecen temprano”. El panorama para estas legislativas dista de parecerse a esa premisa. Falta menos de un mes para el cierre de listas, según indica el cronograma electoral, y la intensidad típica de unas elecciones volvió tan solo semanas atrás con las discusiones por las internas partidarias de las dos coaliciones mayoritarias -Frente de Todos y Juntos por el Cambio- a nivel nacional.

 

Para Lucas Romero, politólogo y director de Synopsis Consultores, el contexto pandémico ha complicado la planificación del armado de listas y generó un aumento de la indeterminación electoral: “No podemos ni planificar nuestras vacaciones de verano, por lo cual imagínate si no va a haber incertidumbre con respecto de qué decisiones tomar, se complicó plantear una agenda de discusión electoral”.

 

 

¿Cuál es tu análisis del panorama político en general siendo que falta poco para el cierre de listas?

 

Estamos en un momento en el que la política está tratando de descifrar posiciones. Si bien hay un panorama nítido en términos de las coaliciones que van a protagonizar la escena, las características internas todavía no están decididas. Esto no es un dato menor porque los matices existen en el plano dirigencial, pero también son notables en los votantes. El oficialismo se presenta a esta elección con un nivel de apoyo inferior al que tenía con respecto al 2019. El análisis de los matices del electorado remarca que entre quienes votaron al Frente de Todos y te dicen que si hoy fueran las elecciones votarían a la otra fuerza política, la imagen negativa de la actual vicepresidenta es superior al 85%. Ahora, esta complejidad uno lo puede trasladar al universo de votantes de Juntos por el Cambio. Así como vemos peleas entre sus referentes, uno podría trasladar esos conflictos a sus votantes, porque no todos ellos saben qué debería hacer la coalición, qué debería representar y quién debería ser la figura que lidere la oferta electoral. Estas discusiones son las que hacen que veamos cierta fragmentación.

 

 

¿Cómo ves la forma en que ambas coaliciones encararon discursivamente la campaña en este contexto pandémico?

 

El Gobierno en algún punto se aprovechó de que las circunstancias le permitían postergar el debate de otros temas en los que se sienten en deuda, sobre todo el tema económico. La idea de ‘no politicemos la pandemia’ esconde una estrategia para enfrentar la conversación pública sin tocar los temas álgidos para los cuales el oficialismo no tiene respuesta más que hacer referencia a que hubo problemas económicos debido a un drama ocurrente de fuerza mayor como es la pandemia. Esto les sirve como válvula de escape para explicar porqué no cumplieron con el mandato electoral que recogieron en 2019 de ‘encender la economía’. Por el contrario, la oposición va a decir que no fue la pandemia, sino una mala administración de esta y una mala política económica. En el fondo no vamos a debatir 'pandemia sí' o 'pandemia no', vamos a discutir economía, porque este es el principal problema y la principal motivación que determina el comportamiento electoral. Cuando uno le pregunta a la gente como cree que va a estar de acá a un año más del 60% cree que va a estar peor. El pesimismo demarca que más allá de la pandemia, hay preocupación por no haber tenido respuesta a su mandato económico y no ver con claridad un rumbo que le genere expectativas y esperanzas hacia futuro.
 

 

Adentrándonos en las estrategias electorales, ¿qué margen le da al oficialismo la suba del ritmo de vacunación con respecto a las cifras económicas y sociales? ¿Cómo puede llegar a influir en la agenda electoral?

 

El proceso de vacunación es el que puede ayudar al Gobierno, no tanto la vacuna. No creo que alguien cambie de opinión porque lo vacunen, pero si la consecuente vacunación permite recuperar ciertos niveles de normalidad y actividad económica, vamos a tener un mejor clima. Cristina Kirchner, con mucha inteligencia, enfatizó en esta idea de ‘de esta vamos a salir mejores’, creo que ahí se juega la elección del oficialismo: generar expectativas de futuro y crear escenarios a partir de eso. Esa recuperación podría generar una imagen de que el Gobierno recuperó el rumbo y eventualmente ahí vendrá el argumento de que durante estos dos primeros años la pandemia no permitió dar respuesta a las demandas que estaban en las urnas en 2019.

 

 

Está clara la consigna de futuro que debiera inspirar el oficialismo a partir de la pandemia. Ahora, siendo estas elecciones legislativas y estando en el lugar de oposición ¿qué promesas y qué perspectivas de futuro pueden y debieran generar para incentivar el apoyo de los votantes?

 

Efectivamente es un gran desafío porque al no gobernar la oposición no puede cambiar el rumbo de las cosas. Con lo cual, yo creo que ahí están empezando despuntar una consigna típica de las oposiciones en las legislativas que es ‘votemos oposición para obligar al gobierno a corregir el rumbo, que es equivocado’. El argumento exagerado de ‘vamos hacia Venezuela’ tiene un poco de esa lógica. En esta estrategia y en su argumentación, el objetivo y el cambio de rumbo para 2023 es el final del túnel. Si yo fuera estratega opositor, yo marcaría un protagonismo muy especial en la argumentación del hecho del control en la Cámara de Diputados, porque me parece que ahí tiene un objetivo práctico para transmitirle a la gente el sentido de un voto opositor: ‘el que gobierna que no tome control en Diputados’. A los efectos de seducir a un votante que está enojado con el Gobierno, este argumento puede llevar al elector a sentir que su voto está produciendo un efecto concreto.

 


El Gobierno de Fernández convive en la actualidad con cifras acuciantes desde lo económico y lo social. También tiene cifras per cápita de casos y muertos similares a Brasil y Estados Unidos, administraciones criticadas en su momento por el oficialismo ¿Cómo evaluás el papel que tuvo la oposición durante últimos meses de pandemia para marcar agenda o aventajar al Frente de Todos desde lo discursivo? 

 

Creo que si uno analiza todo el proceso, la oposición más efectiva para el Gobierno es la propia realidad. Está claro que los resultados no fueron buenos, eso explica el deterioro de la imagen del presidente y los niveles de aprobación de gobierno. Creo que la oposición ha intentado por momentos tratar de profundizar el costo y no siempre lo ha logrado porque tampoco es muy conveniente estar tratando de aprovechar cada circunstancia en un marco desafortunado como lo es una pandemia. La oposición tuvo algunos triunfos entre comillas, en la discusión por la presencialidad terminaron por encontrarle un punto al oficialismo y este terminó siendo un punto más valido aún porque provenía de la demanda de la gente. Si bien pudieron capitalizar algunos logros, está claro que cada vez que la oposición quiso exagerar el aprovechamiento de circunstancias desfavorables para el Gobierno y esto chocaba un poco con una mirada muy descreída de la gente, el mejor síntoma de eso es la poca concurrencia que en general hubo en las marchas durante la pandemia.

 

 

Y en la actualidad, ¿a qué debería apuntar la oposición? ¿qué oferta electoral y determinación electoral le conviene a la oposición, a donde le conviene apuntar?

 

Decididamente la lectura para este escenario es una estrategia de moderación, no una de confrontación. Si la dinámica de competencia fuera entre tres como en las elecciones de 2015, ahí convendría polarizar. Cuando la dinámica es entre dos, los incentivos te llevan a seducir desde el centro. Hoy el escenario presenta un incentivos para la moderación. Ahí vos me podrías decir ‘¿qué es ser moderado, lo que hace Larreta? Yo te diría que para él [NdR: Horacio Rodríguez Larreta] la mejor estrategia de moderación no es el diálogo con Alberto Fernández, sino su diferenciación con los radicales de su espacio y su diferenciación con Macri. La moderación hoy está definida en cuánto te diferencias de esos activos tóxicos que actualmente son Cristina y Macri. En ese sentido, Larreta gana terreno mientras que, a mi parecer, Alberto ya está más limitado porque en este año y medio de gobierno no ha dado muestra de poder escindirse de Cristina.

 

 

En cuanto a la Ciudad de Buenos Aires, ¿el escenario es totalmente predecible como en elecciones anteriores?, ¿qué puede lograr el oficialismo con un cuadro político como Leandro Santoro?, ¿tienen margen para mejorar en este contexto?

 

No, la elección está definida en ese distrito. No me imagino al Frente de Todos pudiendo romper el bajo techo histórico que tuvo en la Ciudad, por más Santoros que pongan. Hay consolidado allí un electorado muy refractario del kirchnerismo y cualquier cosa que tenga su olor, va a terminar encontrándose con el mismo escollo, más allá que Santoro, además de tener muchísimas virtudes, me parece uno de los voceros del oficialismo más hábiles e inteligentes. La novedad va a ser que estaremos que quizás estamos en presencia de una de las elecciones más polarizadas en el sentido de que las dos principales fuerzas cosechen entre los dos, seguramente, más del 80% de los votos. Quizás esa sea la única esperanza que pudiera darle al espacio, más allá de un Santoro o un Lammens, alguna perspectiva de conseguir un mejor resultado.

 

 

J.A.