Putin prohibirá exportaciones a países que apliquen precios máximos al crudo ruso
Vladimir Putin anunció su prohibición de venta de crudo ruso a los países que apliquen políticas de precio máximo como represalia del conflicto bélico con Ucrania.
En medio de un repunte del petróleo, el presidente de Rusia, Vladimir Putin ha firmado este martes un decreto que prohíbe el suministro de petróleo y productos petrolíferos a aquellos países que apliquen precios máximos al crudo ruso.
La medida, que responde al tope de 60 dólares por barril impuesto al crudo ruso por la Unión Europea, el G7 y Australia debido a la campaña militar rusa en Ucrania, que entrará en cumplimiento a partir del 1 de febrero de 2023 y durará cinco meses, hasta el 1 de julio.
Los países de la Unión Europea se pusieron de acuerdo a principios de diciembre fijar un tope al precio del petróleo como parte de las represalias contra Moscú acordadas junto al G7 por el conflicto bélico con Ucrania.
Esto ocurre en medio de que los crudos internacionales alcanzan un rebote que lleva al WTI a los u$s79,56 y al Brent hasta los u$s84,72. La disposición garantiza que si el precio de mercado baja de 60 dólares el barril el valor fijado se actualizará de tal forma que al menos esté un 5% por debajo del que tenga en el mercado.
Rusia, que ya había amenazado con cortes en el suministro en el caso de que saliera adelante la medida, calificó la maniobra de "ataque contra el mercado" y dijo que "cualquier referencia al tope es inaceptable".
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov ya había adelantado al conocer la noticia que el Kremlin respondería esta medida, aunque dijo que se tomaría tiempo para valorar "todos los pros y los contras" de las respuestas.
Lo mismo sucederá, dijo, con el gas, para el que también se acordó una fecha límite en este mes.
El ministro de Finanzas, Antón Siluánov, ha dicho que el déficit presupuestario de Rusia podría superar el 2% del PIB previsto para 2023, ya que la limitación del precio del petróleo reducirá los ingresos por exportaciones, un obstáculo fiscal adicional para Moscú, que gasta mucho en su campaña militar en Ucrania.