Problemas coalicionales: Repensando y aprendiendo
Los partidos políticos son como los niños: de a poco, van aprendiendo. Desde la Alianza, pasando por el Frente para la Victoria, Cambiemos y la crisis de gobierno actual como enseñanza de las coaliciones gobernantes.
El gobierno de Alfonsin fue el último de partido único. Todos los gobiernos subsiguientes iban a estar conformados por más de una fuerza política. Con el tiempo, esta tendencia fue creciendo hasta el día de hoy.
Los gobiernos de la Alianza, del Frente para la Victoria, de Cambiemos y del Frente de Todos muestran los avances y limitaciones a la hora de ser una coalición en el gobierno. Ciertamente, el hecho de que para llegar a ser oficialismo, se necesite trabajar en conjunto con otros partidos, impuso grandes desafíos para aquellos que deseaban ostentar el sillón de Rivadavia.
Como armar listas en conjunto, como consensuar fórmulas, que sistema es el mejor para definirlo, qué alianzas tenderán a prevalecer fueron algunas de las preguntas que se fueron respondiendo de a poco.
La crisis actual del Frente de Todos supone pensar otro interrogante, que también apareció en el 2001: Cómo afrontar las problemáticas de gobierno en coalición cuando la fórmula es compartida. En criollo, cómo solucionamos las disputas entre el presidente y la vice, si ambos representan figuras distintas de una coalición con partes semejantes.
La disputa entre Alberto y Cristina, termina reflejando grandes aristas de lo que fue la pelea entre De La Rúa y Chacho Alvarez. Novaro, en su análisis de la crisis del 2001, insiste como causa mayor en lo que define como el problema de la cooperación y coordinación entre los miembros de la coalición” (Novaro, 2002a: 24).
Si la Alianza desarrollaba la pregunta de cómo construir una coalición de gobierno estable (Serrafero, 2002: 26), el gobierno del Frente de Todos se encuentra frente a la misma.
La falta de cohesión entre los socios, la falta de un liderazgo, la diversidad de las orientaciones y la diferencia entre los estilos de conducción del Presidente de la Rúa y el Vicepresidente Álvarez, es lo que llevó a la detonación de la Alianza.
Similaridades se encuentran hoy en el Frente de Todos. Las disputas en los anteriores años electorales y la distancia que tuvieron en su momento Alberto Fernandez- Cristina Kirchner y Sergio Massa marcan la falta de cohesión entre ellos. La ausencia de un liderazgo fuerte en la presidencia y la presencia de la ex senadora en la Cámara Alta marcan problemas a la hora de coordinar.
Las diversas orientaciones de representación social como dice Torre: Del kirchnerismo de representar a los sectores mas excluidos del conurbano, de Massa de serlo de un sector del peronismo de trabajadores formales, y de la ausencia de representación por parte de Alberto Fernandez, ponen problemas sobre la mesa
Las diferencias de conducción muestran grandes similitudes:
El método “delaruistico” basado en la ambigüedad, para montarse en las tendencias de la opinión pública; tiene cierta similitud con las ideas y vueltas que enfrenta Alberto Fernandez al tomar políticas públicas. El caso Vicentin es el mejor ejemplo. Múltiples medidas que terminan no haciendo o desdiciéndose continuamente. La indecisión y la falta de liderazgo se encuentran en ambos casos
El método de Álvarez, se basaba en despreciar diferentes cuestiones políticas a través del periodismo y de la opinión pública. Cristina, encuentra un punto similar aquí: la vicepresidente cuando no está de acuerdo con alguna medida de gobierno, es capaz de armar sus famosas cartas. A través del periodismo y de la opinión pública, logra efectos.
La institución vicepresidencial no parecería tener grandes herramientas para marcar la agenda presidencial, y frente a casos de crisis y de disturbios con el jefe del ejecutivo, los medios son el principal objetivo para hacer daños. O, mejor dicho: Si un vicepresidente representa a una parte importante de una coalición de gobierno, no tiene las herramientas necesarias para reflejar este peso en la institución vicepresidencial, y termina llevando a una parálisis de gobierno.
La dinámica de la gestión de la Alianza habría estado marcada, pues, por una sucesión de diagnósticos y respuestas divergentes en el vértice gubernamental. Similar a lo que sucede ahora, donde entre las 3 partes de la coalición hay diferentes diagnósticos en torno al tema tarifas, plan económico, FMI, impuesto a las ganancias, política exterior y demás.
Así, en el caso del 2001, dice Novaro el punto de convergencia entre ambos habría sido, entonces, el menos virtuoso: la desatención de los dispositivos institucionales para la cooperación en la coalición, en el gobierno, y entre éste y aquella.
El resultado fue el mismo que se vislumbra ahora: privar al gobierno de voluntad unificada y consecuentemente del poder necesario para implementar decisiones. Sencillamente: parálisis de gobierno. En la actualidad dicha parálisis se ve todos los días: Por ejemplo en la guerra contra la inflación que anuncio el presidente y para la cual nunca llegaron las medidas. En el decreto anunciado de dólares libres para las petroleras que todavía no llego. Se ve también en las legislaturas nacionales y bonaerenses, donde la tensión es tal que ni siquiera se ha logrado la designación completa de comisiones.
Son interesantes para pensar, en esta misma línea, dos casos más: el conflicto Cristina-Cobos y el gobierno de Cambiemos. En el primero parece reflejarse lo mencionado hasta aquí. En una situación de conflicto donde la presidente y el vice representan diferentes fuerzas políticas notables, el segundo tiende a despegarse del primero.
En el segundo, aparece la pregunta de si la ausencia de un compañero de fórmula del otro partido de la coalición -en este caso un radical- es la causa por la cual no hubo conflictos de esta índole. La UCR tuvo algunas disputas con el PRO en el gobierno durante por ejemplo el tema de las tarifas, aunque nunca escaló como sucedió en los otros casos, ni obstruyo legislativamente como si Maximo Kirchner no voto el acuerdo con el FMI. Si el vicepresidente hubiera sido, por ejemplo, Ernesto Sanz, que hubiera sucedido?
Sin embargo, el Frente de Todos toma cierta nota de lo sucedido y antes que desatender los dispositivos institucionales para la cooperación en la coalición, busca con sus limitaciones, institucionalizarse. La institucionalización de las coaliciones argentinas puede ser una gran respuesta a la pregunta planteada. Armar espacios de consenso y de toma de decisiones en conjunto, conteniendo a los diferentes actores parte de la opción triunfante, generando instancias de representación, de poder y de responsabilidades es un paso hacia adelante. La creación de estos espacios puede ser cuna para generar mayor estabilidad política, a la vez que ser el lugar donde se puedan discutir cuestiones programáticas.
Juntos por el Cambio incluso pareciese estar avanzando en ese sentido. Se están generando múltiples espacios donde los principales dirigentes del país dialogan sobre -entre otras cosas- de temáticas: Medioambiente, seguridad, narcotráfico, educación, desarrollo sostenible.
Las fundaciones partidarias empiezan a tener un rol preponderante en la coalición opositora para diagramar políticas y es la mesa nacional la que se encarga de nuclear a las principales figuras de los 3 partidos centrales.
El Frente de Todos, desde el poder, avanza tenuemente en la institucionalización en ciertas localidades. En Chaco, Jorge Capitanich es marcado como ejemplo, en la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof también lo intenta. ¿Podrá el peronismo, siempre esquivo a generar esquemas formales, ser efectivamente una coalición institucionalizada? La dinámica coalicional puede que se amolde mejor a su dinámica movimientista que la figura de un partido estático.
La Ley PASO, en este sentido, cumple un rol fundamental: les permitió a las fuerzas políticas medirse dentro de una coalición. Dio incentivos para aglutinarse y limitar la competencia por fuera. Luego de años, los actores parecen empezar a entender cómo funciona y esto se refleja en la última elección, donde hubo una explosion de la competencia en las PASO en los múltiples niveles en diferentes territorios. Cambiemos tuvo múltiples candidaturas en CABA, PBA, Santa Fe, lo mismo el Frente de Todos en provincias como Chaco, Chubut, Corrientes, Misiones, Santa Fe y otras.
¡Enhorabuena que las coaliciones políticas se hayan dado cuenta de la necesidad de institucionalizarse!