Opinión|03 de julio de 2023

Sergio, el Mariscal

La precandidatura de Massa afecta considerablemente el juego político en varios frentes. Cada espacio mueve sus fichas y se reposicionan

Por redacción

La oficialización de la precandidatura de Sergio Tomás Massa fue una sorpresa, pero, al mismo tiempo, tampoco lo fue por completo. ¿Cómo es posible esta contradicción? El actual ministro de Economía es un animal político de pura cepa, su capacidad de “rosca” le ha permitido reciclarse y sobrevivir durante varios años a la política argentina. Esta cualidad le permitió a Massa tramar su candidatura en las sombras con la garantía de no tener competencia al interior de la coalición gobernante, lo que se dice, “candidato de unidad”. Massa, parece ser el mariscal de la unidad.

 

 Al mismo tiempo, el kirchnerismo tiene una larga tradición de jugadas inesperadas. Basta recordar la candidatura del actual presidente. En un escenario en el cual sólo se suponía que Cristina Fernández de Kirchner iba a tener alguna candidatura, apareció la figura de Alberto Fernández como candidato ungido para la presidencia. Otro ejemplo son las candidaturas testimoniales a diputados que supieron llevar nombres que jamás iban a asumir su banca en caso de obtener un resultado positivo en las elecciones.

 

                La precandidatura de Massa afecta considerablemente el juego político en varios frentes. Para la oposición con chances reales de ganar o llegar a un eventual ballotage; no es lo mismo enfrentar a un poco curtido Wado De Pedro que al ex intendente de Tigre. Este último tiene varias elecciones detrás y conoce el paño. También posee una buena relación con el periodismo en general y sabe como desenvolverse en los medios masivos de comunicación.

 

                La candidatura del ministro de Economía plantea un problema estratégico a la oposición. Una campaña con De Pedro como contendiente implica competir contra un candidato ubicado en el centro izquierda. Massa, por el contrario, implica un desplazamiento hacia el centro. En este sentido, Horacio Rodríguez Larreta es el más perjudicado de los contendientes puesto que ambos se disputan el mismo espectro del electorado. Al mismo tiempo, esta competencia en el centro puede reducir el su caudal de votos y jugar en favor de las aspiraciones de Patricia Bullrich.

 

                 Sergio Massa no es un candidato “K”. El tigrense representa al Frente Renovador y, al mismo tiempo, al peronismo no kirchnerista de la provincia de Buenos Aires y otros sectores empresariales. La frase de la vicepresidenta hace un par de días atrás en un acto en el que el propio Massa estaba presente refuerza esta distinción. El candidato oficialista era Wado de Pedro.  La rebeldía de Juan Grabois y su negativa a declinar la precandidatura presidencial dentro de Unión por la Patria es otro indicador de la desconfianza. 

 

                Entonces, ¿Si el candidato del kirchnerismo era Wado De Pedro, por qué aceptar un candidato de unidad que no satisface las expectativas? Una primera explicación es deslindarse del resultado electoral. Si el oficialismo sale tercero o queda segundo en una hipotética segunda vuelta, Massa es el mariscal de la derrota, no el kirchnerismo. 

 

                En un escenario desfavorable, el ministro de Economía tendrá que abandonar su “Plan Llegar” y tomar decisiones económicas drásticas e impopulares. Esto le cabe a cualquier que asuma la presidencia el 10 de diciembre. En este caso, las decisiones económicas no coincidirán con la hoja de ruta trazada por Cristina Fernández el pasado 25 de mayo. El mariscal del ajuste será Massa, no el kirchernismo.

 

                La candidatura de Massa también entraña un riesgo para el kirchnerismo. A diferencia de Alberto Fernández quien fue designado a precandidato presidencial por Twitter por su vicenpresidenta, el ministro llega con peso político propio y con capacidad de autonomía en caso de transformarse en gobierno. Alguna vez prometió terminar con los ñoquis de La Cámpora. Esa promesa puede transformarse en realidad si se convierte en presidente e inicia una nueva etapa dentro del peronismo. Massa es el mariscal de la traición.

 

                Si Massa puede significar el ocaso del kirchnerismo, ¿por qué apoyar su candidatura? Los cálculos de poder son complejos, pero frente a un futuro con un candidato de Juntos por el Cambio en la Casa Rosada, es preferible un malo conocido. Sergio Massa puede garantizar cierta continuidad y espacios de poder, aún con la posibilidad de “deskirchnerizar” al peronismo. Si se observa el cierre de listas en la provincia de Buenos Aires, es posible observar un armado favorable al kirchnerismo.

 

                El escenario es complejo. Un kirchnerismo en retirada que busca consolidar la provincia de Buenos Aires como bastión electoral y un candidato precandidato a presidente con un futuro difícil y esperanzador al mismo tiempo. Massa es el mariscal de una nueva transición en el peronismo.